Mis flores negras (poema y versión rock)
Lenguaje floral del crisantemo en torno a la muerte
• CRISANTEMO AZUL: El amor se acabó, ruptura superada.
• CRISANTEMO BLANCO: Dolor profundo ante una ruptura amorosa.
• CRISANTEMO NARANJA: Sentimiento de amor delicado.
• CRISANTEMO ROJO: Te amo intensamente.
• CRISANTEMO ROSA: Fragilidad de una relación amorosa.
• CRISANTEMO VIOLETA: Dolor profundo e insoportable ante la pérdida del ser amado.
Flores de Opio en las Nubes (III)
Flores de Opio en las Nubes (II)
Flores de Opio en las Nubes (I)
Flores para una temporada en el infierno
"Tú seguirás siendo una hiena...
declara el demonio que me coronó con tan amables amapolas.
Gana la muerte con todos tus apetitos,
y con tu egoísmo y con todos los pecados capitales". (1)
Hambres mías, girad. Hambres, cruzad
el prado de sonidos.
atraed el veneno alegre
de los lirios. (11)
Pero la araña del seto
no come más que violetas. (11)
ADIÓS
... He tratado de inventar nuevas flores, nuevos astros, nuevas carnes, nuevas lenguas. (15)
Versión electrónica: librodot.com
Las flores de El Extranjero
La temperatura era agradable, el café me había recalentado y por la puerta abierta entraba el aroma de la noche y de las flores.(14)
Miré el campo a mi alrededor. A través de las líneas de cipreses que aproximaban las colinas al cielo, de aquella tierra rojiza y verde, de aquellas casas, pocas y bien dibujadas, comprendía a mi madre. (21)
La playa no queda lejos de la parada del autobús, pero tuvimos que cruzar una pequeña meseta que domina el mar y que baja luego hacia la playa. Estaba cubierta de piedras amarillentas y de asfódelos blanquísimos que se destacaban en el azul, ya firme, del cielo. María se entretenía en deshojar las flores, golpeándolas con el bolso de hule.(60)
María recogió algunos lirios de roca. Desde la pendiente que bajaba hacia el mar vimos que había ya bañistas en la playa. (61)
Pensé a menudo entonces que si me hubiesen hecho vivir en el tronco de un árbol seco, sin otra ocupación que la de mirar la flor del cielo sobre la cabeza, me habría acostumbrado poco a poco. (88-89)
fragmentos tomados de: Camus, Albert. El Extranjero.143 p.
Doce Cuentos fantásticos de lo vegetal
Flores para Hitler / Flowers for Hitler
comiendo la flor
en las arenas de Nevada
Felicitaciones (13)
Oigo cómo las flores devoran la noche
bajo sus pétalos
Estilo (37)
la ansiosa radio mañanera devora
los gobiernos uno tras otro los lenguajes
los campos de ampolas uno por uno
más allá de la banda numerada.
Estilo (39)
De alguna parte simple de mi mismo
que no consigo agotar
tomé una bendición para las flores
que se crispaban en la noche
como puños celosos de amor
como nudos
Tres buenas noches(79)
desde una colina observaba
respirar a las flores de manzano
que aspiraban la plata de la noche
como peces comiendo las esferasTres buenas noches(81)
Bebé cruel, perdiste el mundo:
devoraste diccionarios de flores:
te colgaste con la belleza particular
Bebé cruel(87)
Estos carecen de escrúpulos: el chillido del gallo,
la blanqueada calavera de la cabra.
Los escalpelos crecen con las amapolas
si los ves realmente rojos
Hydra 1960(90)
out of the japanese heaven
eating the flower
in the sands of Nevada
Congratulations (12)
I hear the flowers eating the night
under their folds
Style(36)
the early morning greedy radio eats
the governments one by one the languages
the poppy fields one by one
beyond the numbered band
Style(38)
Out of some simple part of me
which i cannot use up
i took a blessing for the flowers
tightening in the night
like fists of jealous love
like knots
from a hill i watched
the apple blossoms breathe
the silver out of the night
like fish eating the spheres
Three good nights(80)
Cruel baby, you lost the world:
you ate dictionaries of flowers:
you fell for particular beauty.
Cruel baby(86)
These are ruthless: rooster shriek,
bleached goat skull.
Scalpels grow with poppies
if you see them truly red
Hydra 1960(92)
Extractos tomados de Flores para Hitler / Leonard Cohen ; traducción de Antonio Resines. 3a. ed. Madrid : Visor libros, 2001.
Más sobre Leonard Cohen
Fotografía : cc by jmbenzo
Las flores de Rubaiyat / Omar Khayyam
El alba vuelca sus rosas en la copa del cielo... En el aire de cristal se
desgrana el canto del último ruiseñor... El aroma del vino es más
suave... ¡Y pensar que hay insensatos que en esta misma hora
sueñan con riquezas y distinciones! ¡Qué sedosa es tu cabellera,
amada mía!
3
Cuando la brisa matinal entreabre las rosas y les dice que ya las
violetas desplegaron su espléndido ropaje, sólo es digno de vivir
tulipán de primavera; consagra, a la risa de un adolescente,
6
Ese vapor sutil que envuelve las rosas, ¿es una voluta de perfume o
el débil amparo que les dejó la bruma? Tu cabellera, caída sobre tu
rostro, ¿es la noche que tus miradas van a disipar? ¡Despierta,
amada mía, el sol dora nuestras copas! ¡Bebamos!
8
Noche; silencio. Inmovilidad de las ramas y del pensamiento. Una
rosa, imagen de tu efímera belleza, deja caer con lentitud sus pétalos.
¿En dónde estarás ahora, tú que me ofreciste el vaso que no
dejo de beber? Estoy seguro de que ninguna flor se deshoja cerca de
aquél cuya sed apagas, y te ves privada del amargo placer con que
sólo yo he sabido embriagarte.
9
Dejan caer las estrellas sus pétalos de oro. No sé cómo no han
tapizado mi jardín.
Así como el cielo vuelca sus rosas sobre la tierra,
vierto en mi copa el rosado vino.
10
Brisas de primavera acarician los pétalos de las rosas. En la sombra
azul del jardín, besan también el rostro de mi amada. A pesar de la
felicidad que tuvimos, no añoro el pasado. ¡Es tan honda la dulzura
del presente!
Las flores de Héctor Escobar Gutiérrez
John Keats (fragmento)
Delicado, sutil, como un niño asombrado,
va en pos de la belleza con afán soñador:
aspira la hermosura que le dona la flor
y persigue la nube con mirar extasiado.
(20)
Vincent Van Gogh (fragmento)
Giran flores amarillas, amarillos girasoles,
tornasoles desolados, ensueños del amarillo,
verdes campiñas, raudos cuervos, lar sencillo,
catedrales espectrales, luz en pétreas moles.
(21)
Balada del tiempo perdido
Rainer María Rilke (fragmento)
su final fue la imagen exacta de su vida
–la muerte era su amor, su musa preferida-:
matole la belleza, la espina de una rosa.
(24)
Balada presurosa (fragmento)
nunca yerras, siempre atinas,
trovero de la luna y de la rosa,
compone tu balada presurosa
en las calles, en las esquinas,
no dejes fugar la nota ociosa,
simula ser buitre o ruiseñor,
mas no laudes en las cantinas
al tartamudeo y al buen lector.
(60)
Trovilla romanticoide y ternezuela (fragmento)
sueña mi empeño en el día
en que acudas a mis citas,
en que me ames sin falsía
–reina de las margaritas- de blancuras inauditas
y esplendente fantasía.
Ofrenda (fragmento)
Te dono mi rosa, mi poesía,
si a tu alcoba me invitas,
si descorres la celosía
y mis reclamos no evitas
con fementidas risitas,
desplante y coquetería.
(73)
Poemas a los cuatro elementos (fragmento)
III
A los caminos y montañas,
a los juncos y a las cañas,
a los arbustos floridos.
(79)
Helena de Troya (fragmento)
Bella eras Helena, cual la venusta rosa
-más hermosa de lo que en sueños revelas-,
Admiré tu beldad y en mi memoria vuelas
alígera y sonriente como una mariposa.
(2)
Safo (fragmento)
Sus cuerpos de rosa serpean si se tocan
-de Lesbos rememoran los goces lejanos-,
Sus núbiles cuerpos, jocundos y ufanos,
disfrutan sonriendo y a Eros provocan.
(3)
Juana Duval (fragmento)
En lo profundo de tu hondura renegrida
brotaron las Flores del Mal y su hastío,
su gélido spleen, su febril escalofrío,
su ansia de infinito y su poster caída.
(23)
Las Flores de Juan Rulfo
Pedro Páramo
Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de las saponarias.
Sentí el retrato de mi madre guardado en la bolsa de la camisa, calentándome el corazón, como si ella también sudara. Era un retrato viejo, carcomido en los bordes; pero fue el único que conocí de ella. Me lo había encontrado en el armario de la cocina, dentro de una cazuela llena de yerbas; hojas de toronjil, flores de Castilla, ramas de ruda. Desde entonces lo guardé. Era el único.
¿Cómo me dijo aquel fulano que se llamaba esta yerba? «La capitana, señor. Una plaga que nomás espera que se vaya la gente para invadir las casas. Así las verá usted.»
Había chuparrosas. Era la época. Se oía el zumbido de sus alas entre las flores del jazmín que se caía de flores.
«... No sentir otro sabor sino el del azahar de los naranjos en la tibieza del tiempo. »
Aquel cadáver pesaba mucho en el ánimo de todos. Estaba sobre una tarima, en medio de la iglesia, rodeado de cirios nuevos, de flores, de un padre que estaba detrás de él, solo, esperando que terminara la velación
-¡Tómelo! Le hará bien. Es agua de azahar. Sé que está asustado porque tiembla. Con esto se le bajará el miedo.
Pienso cuando maduraban los limones. En el viento de febrero que rompía los tallos de los helechos, antes que el abandono los secara; los limones maduros que llenaban con su olor el viejo patio.
Es domingo. De Apango han bajado los indios con sus rosarios de manzanillas, su romero, sus manojos de tomillo. No han traído ocote porque el ocote está mojado, y ni tierra de encino porque también está mojada por el mucho llover. Tienden sus yerbas en el suelo, bajo los arcos del portal, y esperan.
«Si al menos hubiéramos traído tantito pulque, no importaría; pero el cogollo de los magueyes está hecho un mar de agua. En fin, qué se le va a hacer».
Justina Díaz entró en el dormitorio de Susana San Juan y puso el romero sobre la repisa.
«El dulce de menta es azul. Amarillo y azul. Verde y azul. Revuelto con menta y yerbabuena.»
Limpió el agua del florero roto. Recogió las flores. Puso los vidrios en el balde lleno de agua.
Mi madrina no me regaña porque me vea comiéndome las flores de su obelisco, o sus arrayanes , o sus granadas. Ella sabe lo entrado en ganas de comer que estoy siempre. Ella sabe que no se me acaba el hambre.
Un viento que no deja crecer ni a las dulcamaras: esas plantitas tristes que apenas si pueden vivir un poco untadas en la tierra, agarradas con todas sus manos al despeñadero de los montes. Sólo a veces, allí donde hay un poco de sombra, escondido entre las piedras, florece el chicalote con sus amapolas blancas. Pero el chicalote pronto se marchita. Entonces uno lo oye rasguñando el aire con sus ramas espinosas, haciendo un ruido como el de un cuchillo sobre una piedra de afilar.
"Una plaza sola, sin una sola yerba para detener el aire. Allí nos quedamos.
El endemoniado aroma del sándalo
En la mayor parte de las ediciones de la relación de Pigafetta aparece allí alguna nota del editor de turno o del comentador estudioso. En esas notas, en general, se busca la explicación racional de la experiencia de los nativos de la isla. Dicen, por ejemplo, que quienes trabajan en cortar el sándalo enferman por el intenso aroma que exhala el árbol. Los nativos, ciertamente, se acercaban mucho más a la poesía que los comentadores.
De todas formas la explicación es inútil. ¿Acaso no decían los nativos que el demonio podía tomar diversas formas? ¿Por qué no habría de tomar la impensable forma de un aroma? Nos conviene, como les convenía a los nativos, quedarnos con el demonio y sonreír ante las cándidas explicaciones. Y luego disfrutemos el aroma del sándalo, que mejor huele sin explicación ninguna.