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Mis flores negras (poema y versión rock)

Quiero compartirles este bello poema del poeta colombiano Julio Flórez. También, la adaptación rockera de los malditos con-versos.

Mis flores negras

Oye: bajo las ruinas de mis pasiones, 
en el fondo de esta alma que ya no alegras, 
entre polvo de ensueños y de ilusiones
brotan entumecidas mis flores negras.

Ellas son mis dolores, capullos hechos
los intensos dolores que en mis entrañas
sepultan sus raíces cual los helechos,
en las húmedas grietas de las montañas.

Ellas son tus desdenes y tus rigores;
son tus pérfidas frases y tus desvíos;
son tus besos vibrantes y abrasadores
en pétalos tornados, negros y fríos.

Ellas son el recuerdo de aquellas horas
en que presa en mis brazos te adormecías,
mientras yo suspiraba por las auroras
de tus ojos... auroras que no eran mías.

Ellas son mis gemidos y mis reproches
ocultos en esta alma que ya no alegras;
son por eso tan negras como las noches
de los gélidos polos... mis flores negras.

Guarda, pues, este triste, débil manojo
que te ofrezco de aquellas flores sombrías;
Guárdalo; nada temas: es un despojo
del jardín de mis hondas melancolías.

Lenguaje floral del crisantemo en torno a la muerte

Crisantemo
"Crisantemo" by Ignacio Díez is licensed under CC BY 2.0
Flor frondosa y llamativa, su significado etimológico proviene de la Antigua Grecia, donde “Chrys” significaba “oro” y de “Antemión”, que significaba “flor”. Por lo tanto, significa "Flor de Oro". Esto se debe a que sus primeras variedades eran de ese color. También se le conoce con el nombre "chü", que suena igual que a "esperar" o "permanecer", induciendo a la reflexión expresada en la lírica de "Al resplandor de mi pequeña lámpara, oh amarillos crisantemos, os habéis puesto intensamente pálidos" o "En tardío esplendor florecen los crisantemos".
El crisantemo es muy preciado en Asia Oriental. En Japón es el emblema nacional y perpetuidad de la familia imperial, de la longevidad y eternidad. En China simboliza el otoño, la felicidad y larga vida, mientras que en Europa representa la cosecha. La disposición radial de sus pétalos le otorgó simbolismo solar.
Es usual encontrar esta bella flor en los sepulcros durante el Día de Todos los Santos, siendo también una muestra de respeto y homenaje en los funerales. En estos casos, la tonalidad destacable es la violeta.
En el lenguaje floral expresa que "ningún amor será comparable al nuestro". Sin embargo, sus significados varían según sus tonalidades:
• CRISANTEMO AMARILLO: Amor rechazado.
• CRISANTEMO AZUL: El amor se acabó, ruptura superada.
• CRISANTEMO BLANCO: Dolor profundo ante una ruptura amorosa.
• CRISANTEMO NARANJA: Sentimiento de amor delicado.
• CRISANTEMO ROJO: Te amo intensamente.
• CRISANTEMO ROSA: Fragilidad de una relación amorosa.
• CRISANTEMO VIOLETA: Dolor profundo e insoportable ante la pérdida del ser amado.
Texto tomado de @Muertecultura

Flores de Opio en las Nubes (III)

Urapanes por marcotruiz
Alabimbobao
el último partido de fútbol entre los claveles rojos y el viento frío de la tarde arbitrado por ese olor a yo no sé trip trip trip (94)
Los días olían a diesel con durazno
Sus cuerpos se llenaban de hojas secas y del olor de los urapanes. (95)
El día que Marciana se volvió definitivamente loca de remate fue en el gran derby, sábado en la tarde, nubes blancas, cielo azul, mujeres oliendo a Heineken, a perfume de rosas, a tabaco negro. (98)
Las mujeres olían a rosas y sus palabras se iban con el viento, con el humo azul de los cigarrillos. (99)
Sintió que el aire olía a Brandy, que Dios había regado brandy con begonias sobre las nubes, sobre los árboles, sobre su cuerpo lleno de pecas.(99)
Aparecía todos los viernes con un ramo de flores y chocolates. Todo parecía indicar que a todos los locos de ese sanatorio les gustaba el chocolate. (105)
Este último la estrujó entre sus brazos, cerca de su sudor, cerca del jardín escandaloso que llevaba estampado en la camisa de algodón. (105)
Entonces fijó su mirada en la camisa de flores tropicales de Alain y hacia allí llevó el filo del cuchillo. Pacientemente cortó una flor de la camisa de Alain. Una victoria regia para ser exactos. Y se largó feliz con su flor. (106)
-Oye preciosa, toma esta victoria regia para que la observes toda la noche mientras te deprimes viendo una lluvia de idiotas-.(106)
Whisky
Whisky es pasar los días con un poco de flores diminutas que se marchitan en la mitad del jardín sangriento que llevamos sembrado en la mitad de los huesos, be happy no worry, qué cosa tan jodida trip trip trip, vamos o no vamos. (116)
Ruta 34A Meissen
y nos pusimos con Amarilla a contar los urapanes, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete (122)
Amarilla me dijo que los árboles le recordaban la niñez. Que cuando era niña siempre contaba todos los árboles y que los que tenían aves en sus ramas contaban por dos y me dijo muñeco vamos a contar urapanes, claro muñeca contemos, uno, dos, tres, cuatro, cinco urapanes. (122)
A las seis de la mañana estábamos por la 80 y ya no había urapanes.(125)
Miré de nuevo hacia la ciudad. Me acordé de mamá. Debía estar llorando metida en la mitad de una manta blanca cerca de las flores. Debía estar regando las plantas del antejardín antes de que llegara la enorme nube de ceniza. (134)
Jirafas con Leche
Había también algunas fotos de las fiestas famosas que hacía Alain. En una se veía a Marciana totalmente ebria alzándose una falda rosada estampada con florecitas amarillas de yo no fui.(135)
Me vestí y fui al hospital. Llevé unas flores. Entré a la habitación 208. Régine estaba pálida. (137)
Me dijo que había soñado con una avenida llena de flores de nitrógeno que quedaba en una ciudad de edificios blancos y cielo azul.(138)

Fragmentos tomados de:
Chaparro M., R. (1992). Opio en las Nubes. Bogotá: Fondo Nacional de Cultura. 141 p.
Licencia de Creative Commons

Flores de Opio en las Nubes (II)

 Fotografía: Marciana de Sebastián Rubiano

Helga la ardiente bestia de las nieves

tenía todo el cuerpo lleno de roticos de nalguitas de olorcitos del olorcito ese que producen las chicas a las tres de la tarde un olor entre el atún y las begonias un olor a yogurt de fresa y pan francés (58)
más tarde se filtraba el olor de los perros y de las hojas secas de los parques era un olor que entraba por las ventanas y llegaba al fondo de los pulmones había algo en ese olor que me decía que allí había vida (61-62)
Opio en las nubes
Después te fuiste de mesa en mesa y te pusiste a repartir besos y claveles rojos a todos esos hombres que tenían mirada de pepino cansado… (65).
Una vez que se le ha hablado al urapán, hay que escuchar sus silencios, sus susurros, pues él te dice muchas cosas, él siempre está ahí, es testigo de todos los amaneceres, eso es lo más importante de todo es que se puede dormir bajos sus ramas y sueñas cosas que nunca sueñas en otra parte. (68)
Eran árboles que tenían nombres, árboles que se llamaban un poco como los leones, un poco como las mujeres, un poco como los silencios, un poco como la lluvia, árboles que se llamaban Marruecos, Lenguadentro, Brooklyn, Corazón de Perro, Castillo Amarillo, árboles que sabían a ojos claros, a lluvia con hojas secas y entonces después me dijiste que ya tenías sueño y nos quedamos dormidos al borde de la carretera.(68)
-Oye Max, si alguna vez viene Harlem por acá dile que siempre hay un urapán y un sueño con lluvia para ella-. (69).
La sucia mañana del lunes
La noche huele a pólvora, a dinamita con flores y alcohol. (70)
Café negro para las palomas
Alain, se paseaba con su camisa de flores tropicales y su vaso de vodka esparciendo su sonrisa podrida a todo el mundo (79)
Marciana a las pocas semanas fue recluida en un sanatorio y únicamente Alain iba a hacerle visita. Le llevaba flores y chocolates y también labiales rojos... (82)
DC-3 Espinacas de Mayo
...eso días pasaban como una estela de flores sobre el viento de los tiempos, esas mañanas donde los ladridos de los perros navegaban a través del murmullo de mi sangre.(87)
y dijiste que te abrazara, que te metiera los dientes en la mitad de la boca, tranquila muñeca, flap flap, hacía calor, había flores amarillas bajo la noche flap lluvia flap lluvia flap, tranquila muñeca. (89)
DC-3 con espinacas era hacer el amor en la pista abaleados por el ruido de los aviones, por ese olor a gasolina y felicidad que poseen todos los aviones, por ese perfume incierto a estrellas, a aire, a perfume plateado, a rosas rojas en la mitad de una turbina en una noche de lluvia. (89)

Fragmentos tomados de:
Chaparro M., R. (1992). Opio en las Nubes. Bogotá: Fondo Nacional de Cultura. 141 p.

Licencia de Creative Commons

Flores de Opio en las Nubes (I)

 


Pink Tomate

Me gusta el olor del Vodka con las flores (6)

El presente es ya, es un techo, una calle, una lata de cerveza vacía, es la lluvia que cae en la noche, es un avión que pasa y hace vibrar las flores que Amarilla ha puesto en el florero […] soy cosa seria, mierda, el presente es un poco de whisky con flores(7)

Entramos a un bar y Amarilla pide una botella de vodka y le regala una camisa de flores al hombre del bar (16)
Amarilla y Sven van a comprar flores para Job (9)

Subimos a la azotea. La noche. La lluvia. El calor. Amarilla esparce las flores sobre la noche oscura. Las flores caen y se infiltran en el olor de la oscuridad. Lentamente. Flores blancas sobre la espuma de la noche. La noche. Las flores caen en la calle. Una. Dos. Tres. Cien flores en la calle, en la humedad del reflejo de las nubes en la lluvia. Flores. Flores en el centro del resplandor apagado del día. Flores en el centro de las babas de Amarilla. […] La ciudad entera está muerta trip trip trip. Flores. Flores. Lluvia. (11)

Una ambulancia con whiskey

Creo que en la ambulancia me enamoré de la enfermera. Era una enfermera, como la de las películas, un poco con los ojos claros, con las manos finas y poseía ese olor a sangre con perfume de rosas, ese perfume yo no sé, que me mareaba, que me enloquecía, ese perfume que sabía a doce de la noche, a mírame preciosa antes de que me muera. (13)

…pensé que le regalaba unas flores con vodka en una mañana de sol… (14)

…le pregunté esta vez por Amarilla, que si había visto a Amarilla, que olía a rosas. (16)

Los ojos de Gary Gilmour

Max lloró durante una semana y en esos días se olvidó de ir hasta el urapán a echarle sopa a las palomas. (29)

El aliento de Marilyn

Me habló y su aliento pareció que olía a como debía oler el aliento de Marilyn Monroe: a rosas rojas en medio de la turbina de un DC-3 plateado en una noche de lluvia. (33)

-A qué te huelen tus sábados? Los míos huelen a brandy y rosas podridas -  me dijo Amarilla mientras encendía un cigarrillo. No supe qué inventarle. Para salir del apuro le respondí que no me gustaban las rosas y que mis sábados olían a lata vacía de cerveza. (33)

Me acorde de su aliento a Marilyn Monroe. Mi cuerpo estaba impregnado de ese olor a rosas rojas y violentas en medio de la turbina de un DC-3 en una noche de lluvia (34)

Ángel de mi guarda

El reloj daba las diez de la noche y el parque de diversiones olía a camisas de flores, a humo azul, a llévame a la playa y chúpame las tetas. (47)

Fragmentos tomados de:
Chaparro M., R. (1992). Opio en las Nubes. Bogotá: Fondo Nacional de Cultura. 141 p.

Fotografia de Max Gallinazo. Tomada de http://www.ambulanciaconwhisky.blogspot.com/

Flores para una temporada en el infierno


"Tú seguirás siendo una hiena...
declara el demonio que me coronó con tan amables amapolas.
Gana la muerte con todos tus apetitos,
y con tu egoísmo y con todos los pecados capitales". (1)
HAMBRE
Hambres mías, girad. Hambres, cruzad
el prado de sonidos.
atraed el veneno alegre
de los lirios. (11)


Pero la araña del seto
no come más que violetas
(11)

ADIÓS
... He tratado de inventar nuevas flores, nuevos astros, nuevas carnes, nuevas lenguas. (15)

Versión electrónica: librodot.com
Fotografía CC BY-SA 2.0 Gaudencio Garcinuño

Las flores de El Extranjero


La temperatura era agradable, el café me había recalentado y por la puerta abierta entraba el aroma de la noche y de las flores.(14)

Miré el campo a mi alrededor. A través de las líneas de cipreses que aproximaban las colinas al cielo, de aquella tierra rojiza y verde, de aquellas casas, pocas y bien dibujadas, comprendía a mi madre. (21)

Hubo también la iglesia y los aldeanos en las aceras, los geranios rojos en las tumbas del cementerio[…] (23)

Sobre las higueras que bordeaban la calle el cielo estaba límpido, pero sin brillo. (29)

Se adivinaban sus senos firmes, y el tostado del sol le daba un rostro de flor. (43)




La playa no queda lejos de la parada del autobús, pero tuvimos que cruzar una pequeña meseta que domina el mar y que baja luego hacia la playa. Estaba cubierta de piedras amarillentas y de asfódelos blanquísimos que se destacaban en el azul, ya firme, del cielo. María se entretenía en deshojar las flores, golpeándolas con el bolso de hule.(60)

María recogió algunos lirios de roca. Desde la pendiente que bajaba hacia el mar vimos que había ya bañistas en la playa. (61)

Pensé a menudo entonces que si me hubiesen hecho vivir en el tronco de un árbol seco, sin otra ocupación que la de mirar la flor del cielo sobre la cabeza, me habría acostumbrado poco a poco. (88-89)
Fotografía: Gaudiramone CC BY-SA 2.0
fragmentos tomados de: Camus, Albert. El Extranjero.143 p.
Licencia de Creative Commons

Doce Cuentos fantásticos de lo vegetal

Video de : EnGlezDark

1) "Viola Acherontia" de Leopoldo Lugones 
2) "La vid de una casa" de Ambrose Bierce
3) "La floración de la extraña orquídea" de H. G. Wells
4) "Los sauces" de Algernon Blackwood
5) "La voz en la noche" de William Hope Hodgson
6) "El árbol del orgullo" de Gilbert K. Chesterton
7) "La máquina de sonido" de Roald Dahl 
8) "Pensamientos verdes" de John Collier
9) "El manzano" de Daphne du Maurier; 
10) "El horticultor" de Jacques Sternberg"
11) "Hombres, animales, enredaderas" de Silvina Ocampo
12) "Las flores" de Thomas Ligotti.

Flores para Hitler / Flowers for Hitler


Henos aquí comiendo las setas sagradas salidas del paraíso Japonés
comiendo la flor

en las arenas de Nevada

Felicitaciones (13)


Oigo cómo las flores devoran la noche
bajo sus pétalos

Estilo (37)

la ansiosa radio mañanera devora

los gobiernos uno tras otro los lenguajes

los campos de ampolas uno por uno

más allá de la banda numerada.

Estilo (39)

De alguna parte simple de mi mismo

que no consigo agotar

tomé una bendición para las flores

que se crispaban en la noche

como puños celosos de amor

como nudos

Tres buenas noches(79)


desde una colina observaba

respirar a las flores de manzano

que aspiraban la plata de la noche

como peces comiendo las esferas
Tres buenas noches(81)

Bebé cruel, perdiste el mundo:

devoraste diccionarios de flores:

te colgaste con la belleza particular

Bebé cruel(87)

Estos carecen de escrúpulos: el chillido del gallo,

la blanqueada calavera de la cabra.

Los escalpelos crecen con las amapolas

si los ves realmente rojos

Hydra 1960(90)
Here we are eating the sacred mushrooms
out of the japanese heaven
eating the flower
in the sands of Nevada
Congratulations (12)

I hear the flowers eating the night
under their folds
Style(36)

the early morning greedy radio eats
the governments one by one the languages
the poppy fields one by one
beyond the numbered band
Style(38)

Out of some simple part of me
which i cannot use up
i took a blessing for the flowers
tightening in the night
like fists of jealous love
like knots
Three good nights(78)

from a hill i watched
the apple blossoms breathe
the silver out of the night
like fish eating the spheres
Three good nights(80)

Cruel baby, you lost the world:
you ate dictionaries of flowers:
you fell for particular beauty.
Cruel baby(86)

These are ruthless: rooster shriek,
bleached goat skull.
Scalpels grow with poppies
if you see them truly red
Hydra 1960(92)

Extractos tomados de Flores para Hitler / Leonard Cohen ; traducción de Antonio Resines. 3a. ed. Madrid : Visor libros, 2001.

Más sobre Leonard Cohen
Fotografía : cc by jmbenzo

Las flores de Rubaiyat / Omar Khayyam

                                                            Imagen de Daniel Kirsch en Pixabay

2
El alba vuelca sus rosas en la copa del cielo... En el aire de cristal se
desgrana el canto del último ruiseñor... El aroma del vino es más
suave... ¡Y pensar que hay insensatos que en esta misma hora
sueñan con riquezas y distinciones! ¡Qué sedosa es tu cabellera,
amada mía!

3
Cuando la brisa matinal entreabre las rosas y les dice que ya las
violetas desplegaron su espléndido ropaje, sólo es digno de vivir
tulipán de primavera; consagra, a la risa de un adolescente,

6
Ese vapor sutil que envuelve las rosas, ¿es una voluta de perfume o
el débil amparo que les dejó la bruma? Tu cabellera, caída sobre tu
rostro, ¿es la noche que tus miradas van a disipar? ¡Despierta,
amada mía, el sol dora nuestras copas! ¡Bebamos!

8
Noche; silencio. Inmovilidad de las ramas y del pensamiento. Una
rosa, imagen de tu efímera belleza, deja caer con lentitud sus pétalos. 
¿En dónde estarás ahora, tú que me ofreciste el vaso que no
dejo de beber? Estoy seguro de que ninguna flor se deshoja cerca de
aquél cuya sed apagas, y te ves privada del amargo placer con que
sólo yo he sabido embriagarte.

9
Dejan caer las estrellas sus pétalos de oro. No sé cómo no han
tapizado mi jardín. 
Así como el cielo vuelca sus rosas sobre la tierra,
vierto en mi copa el rosado vino.

10
Brisas de primavera acarician los pétalos de las rosas. En la sombra
azul del jardín, besan también el rostro de mi amada. A pesar de la
felicidad que tuvimos, no añoro el pasado. ¡Es tan honda la dulzura
del presente!

Las flores de Héctor Escobar Gutiérrez

goético, tantrista, del demonio devoto


Antología Inicial

John Keats (fragmento)

Delicado, sutil, como un niño asombrado,
va en pos de la belleza con afán soñador:
aspira la hermosura que le dona la flor
y persigue la nube con mirar extasiado.
(20)

Vincent Van Gogh (fragmento)

Giran flores amarillas, amarillos girasoles,
tornasoles desolados, ensueños del amarillo,
verdes campiñas, raudos cuervos, lar sencillo,
catedrales espectrales, luz en pétreas moles.
(21)

Balada del tiempo perdido
Rainer María Rilke (fragmento)

su final fue la imagen exacta de su vida
–la muerte era su amor, su musa preferida-:
matole la belleza, la espina de una rosa.
(24)

Balada presurosa (fragmento)

nunca yerras, siempre atinas,
trovero de la luna y de la rosa,
compone tu balada presurosa
en las calles, en las esquinas,
no dejes fugar la nota ociosa,
simula ser buitre o ruiseñor,
mas no laudes en las cantinas
al tartamudeo y al buen lector.
(60)

Trovilla romanticoide y ternezuela (fragmento)

sueña mi empeño en el día
en que acudas a mis citas,
en que me ames sin falsía
–reina de las margaritas- de blancuras inauditas
y esplendente fantasía.

Ofrenda (fragmento)

Te dono mi rosa, mi poesía,
si a tu alcoba me invitas,
si descorres la celosía
y mis reclamos no evitas
con fementidas risitas,
desplante y coquetería.
(73)

Poemas a los cuatro elementos (fragmento)

III
A los caminos y montañas,
a los juncos y a las cañas,
a los arbustos floridos
.
(79)

Testimonios Malditos

Floraciones (fragmento)

Como una floración, extraña y multiforme, 
mis poemas resurgen con un acento propio; 
al calor de los vinos y los sueños del opio, 
mis poemas divagan por el espacio enorme. 
(11)

Eteromania (fragmento)

¡oh, las delicias del éter, la lluvia de lirios,
las profundidades de un cielo sin reflejos, 
la persistencia de la sombra en los espejos 
y la falaz ansiedad de deliquios y delirios!
(37)

Fatum (fragmento)

He muerto tantas vidas sin que nadie me consuele 
que he perdido la cuenta de los milenios vividos, 
he renacido tantas veces que la muerte me repele 
y nunca he caminado por los senderos florecidos.
(39)

Tarot (fragmento)

Infarto sino es mi muerte aviesa, 
ocaso sin fulgor ni resplandores, 
edén poblado de marchitas flores,
agonía proverbial que nunca cesa. 
(47)

Tríptico (fragmento)
I
Rima al aura de luz que eolio porta, 
a la lluvia, al sol, a la musa absorta, 
y su frente corona con mil rosas.
(65)

Ofrenda (fragmento)

Un poema conformado por inmundos despojos, 
con venenosas flores,con ortigas y abrojos, 
con floreros que sean catafalcos y osarios.
(68)

Cosmogonías

Legados (fragmento)

Tomé de Poe la imagen traslucida que asoma 
y se transfigura luego en la visión posesa; 
de Verlaine, el fauno, capté la música ilesa, 
y de Ronsard las rosas de fascinante aroma.
(15)

Soleil (fragmento)

Góngora soy para decirte rosa; 
y Baudelaire, para loar la fosa, 
en que tu frío cadáver será mío!
(26)

Anhelo (fragmento)

Fresca es tu curva a mi pasión fogosa,
desnuda eres cual la impecable rosa
que renace en un edén ya inexistente.

¡Oh mujer, amor, pasión, rosa invisible,
canción que para mi ser eres audible 
como la luz que crece aquí en mi mente!
(28)

La amada (fragmento)

En la curva y en el astro estás presente, 
oh amada geometral, espira enardecida, 
concéntrica rosa en mi mano florecida, 
undosa reflexión de luz intermitente.
(32)

Estetas y Heresiarcas

Helena de Troya (fragmento)

Bella eras Helena, cual la venusta rosa
-más hermosa de lo que en sueños revelas-,
Admiré tu beldad y en mi memoria vuelas
alígera y sonriente como una mariposa.
(2)

Safo (fragmento)

Sus cuerpos de rosa serpean si se tocan
-de Lesbos rememoran los goces lejanos-,
Sus núbiles cuerpos, jocundos y ufanos,
disfrutan sonriendo y a Eros provocan.
(3)

Juana Duval (fragmento)

En lo profundo de tu hondura renegrida
brotaron las Flores del Mal y su hastío,
su gélido spleen, su febril escalofrío,
su ansia de infinito y su poster caída.
(23)

El libro de los cuatro elementos

Tierra (fragmento)

XVIII
Jardín de flores impias
-admiro tu sueño absorto-,
Como un loco me comporto 
al ver tus rosas tan mías.
(22)

Aire (fragmento)

XX
Mi voz vuelve a florecer
con renovado idealismo; 
he vencido el pesimismo 
y muy alto he de ascender.
(96)

El Punto y la Esfera

Versería (fragmento)

ni restan plumas para tanta mano, 
ni tantas rosas, ni irascible cardo, 
ni términos castizos, ni lunfardo, 
ni cacumen de esteta que esté sano.
(23)

Calambures (fragmento)

Bocatta cardinal… flores monta, 
que en mi faunal pegáside se absconta 
tras yerbales, yerbáculos, yerbajos 
(25)

Las Flores de Juan Rulfo














Pedro Páramo

Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de las saponarias.
Sentí el retrato de mi madre guardado en la bolsa de la camisa, calentándome el corazón, como si ella también sudara. Era un retrato viejo, carcomido en los bordes; pero fue el único que conocí de ella. Me lo había encontrado en el armario de la cocina, dentro de una cazuela llena de yerbas; hojas de toronjil, flores de Castilla, ramas de ruda. Desde entonces lo guardé. Era el único.

¿Cómo me dijo aquel fulano que se llamaba esta yerba? «La capitana, señor. Una plaga que nomás espera que se vaya la gente para invadir las casas. Así las verá usted.»
Había chuparrosas. Era la época. Se oía el zumbido de sus alas entre las flores del jazmín que se caía de flores.

«... No sentir otro sabor sino el del azahar de los naranjos en la tibieza del tiempo. »
Aquel cadáver pesaba mucho en el ánimo de todos. Estaba sobre una tarima, en medio de la iglesia, rodeado de cirios nuevos, de flores, de un padre que estaba detrás de él, solo, esperando que terminara la velación
-¡Tómelo! Le hará bien. Es agua de azahar. Sé que está asustado porque tiembla. Con esto se le bajará el miedo.
Pienso cuando maduraban los limones. En el viento de febrero que rompía los tallos de los helechos, antes que el abandono los secara; los limones maduros que llenaban con su olor el viejo patio.

Es domingo. De Apango han bajado los indios con sus rosarios de manzanillas, su romero, sus manojos de tomillo. No han traído ocote porque el ocote está mojado, y ni tierra de encino porque también está mojada por el mucho llover. Tienden sus yerbas en el suelo, bajo los arcos del portal, y esperan.


«Si al menos hubiéramos traído tantito pulque, no importaría; pero el cogollo de los magueyes está hecho un mar de agua. En fin, qué se le va a hacer».

«Lo caro que está todo en este tiempo -dijo, al tomar de nuevo el camino hacia la Media Luna-. Este triste ramito de romero por diez centavos. No alcanzará ni siquiera para dar olor.»

Los indios levantaron sus puestos al oscurecer. Entraron en la lluvia con sus pesados tercios a la espalda; pasaron por la iglesia para rezarle a la Virgen, dejándole un manojo de tomillo de limosna.

Justina Díaz entró en el dormitorio de Susana San Juan y puso el romero sobre la repisa.

«El dulce de menta es azul. Amarillo y azul. Verde y azul. Revuelto con menta y yerbabuena

Limpió el agua del florero roto. Recogió las flores. Puso los vidrios en el balde lleno de agua.

El llano en llamas
Nos han dado la tierra

Nosotros paramos la jeta para decir que el Llano no lo queríamos. Que queríamos lo que estaba junto al río. Del río para allá, por las vegas, donde están esos árboles llamados casuarinas y las paraneras y la tierra buena. No este duro pellejo de vaca que se llama Llano.

El hombre

Muy abajo el río corre mullendo sus aguas entre sabinos florecidos; meciendo su espesa corriente en silencio. Camina y da vuelta sobre sí mismo. Va y viene como una serpentina enroscada sobre la tierra verde. No hace ruido. Uno podría dormir allí, junto a él, y alguien oiría la respiración de uno, pero no la del río. La hiedra baja desde los altos sabinos y se hunde en el agua, junta sus manos y forma telarañas que el río no deshace en ningún tiempo.

Macario

La leche de Felipa es dulce como las flores del obelisco. Yo he bebido leche de chiva y también de puerca recién paridad; pero no, no es igual d e buena que la leche de Felipa... Muchas veces he comido flores de obelisco para entretener el hambre. 

Mi madrina no me regaña porque me vea comiéndome las flores de su obelisco, o sus arrayanes , o sus granadas. Ella sabe lo entrado en ganas de comer que estoy siempre. Ella sabe que no se me acaba el hambre.

De lo que más ganas tengo es de volver a probar algunos tragos de la leche de Felipa, aquella leche buena y dulce como la miel que le sale por debajo a las flores del obelisco


Luvina

Un viento que no deja crecer ni a las dulcamaras: esas plantitas tristes que apenas si pueden vivir un poco untadas en la tierra, agarradas con todas sus manos al despeñadero de los montes. Sólo a veces, allí donde hay un poco de sombra, escondido entre las piedras, florece el chicalote con sus amapolas blancas. Pero el chicalote pronto se marchita. Entonces uno lo oye rasguñando el aire con sus ramas espinosas, haciendo un ruido como el de un cuchillo sobre una piedra de afilar.

"Una plaza sola, sin una sola yerba para detener el aire. Allí nos quedamos.


Anacleto Morones

¡Viejas carambas! Ni una siquiera pasadera. Todas caídas por los cincuenta. Marchitas como floripondios engarruñados y secos. Ni de dónde escoger.

Imagen de adege en Pixabay 

El endemoniado aroma del sándalo

En el libro cuarto de su relato, Pigafetta cuenta lo que le dijeron los nativos de una de las islas en las cuales hicieron escala. Según la experiencia de los nativos, repetida una y mil veces, cada vez que iban a cortar sándalo se les aparecía un demonio que podía tomar varias formas y que les permitía pedir cuanto necesitaran. Esas apariciones, sin embargo, los llenaban tanto de temor que caían enfermos y así quedaban durante varios días.

En la mayor parte de las ediciones de la relación de Pigafetta aparece allí alguna nota del editor de turno o del comentador estudioso. En esas notas, en general, se busca la explicación racional de la experiencia de los nativos de la isla. Dicen, por ejemplo, que quienes trabajan en cortar el sándalo enferman por el intenso aroma que exhala el árbol. Los nativos, ciertamente, se acercaban mucho más a la poesía que los comentadores.

De todas formas la explicación es inútil. ¿Acaso no decían los nativos que el demonio podía tomar diversas formas? ¿Por qué no habría de tomar la impensable forma de un aroma? Nos conviene, como les convenía a los nativos, quedarnos con el demonio y sonreír ante las cándidas explicaciones. Y luego disfrutemos el aroma del sándalo, que mejor huele sin explicación ninguna.

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