Mostrando entradas con la etiqueta flores malditas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta flores malditas. Mostrar todas las entradas

Las flores de Oliverio Girondo


¡Qué delicia la de metamorfosearse en abejorro,
la de sorber el polen de las rosas!
VEINTE POEMAS PARA SER LEÍDOS EN EL TRANVÍA
RIO DE JANEIRO

¡Siete veces al día, se riegan las calles con agua dejazmín!
Hay viejos árboles pederastas, florecidos en rosas té;
y
viejos árboles que se tragan los chicos que juegan al arco
en los paseos. Frutas que al caer hacen un huraco enorme
en la vereda; negros que tienen cutis de tabaco, las palmas
de las manos hechas de coral, y sonrisas desfachatadas de
sandía.

MILONGA

Junto con el vigilante, entra la aurora vestida de violeta.

VENECIA

Bogan en la Laguna, “dandys” que usan un lacrimatorio
en el bolsillo con todas las iridiscencias del canal, mujeres
que han traído sus labios de Viena y de Berlín para saborear
una carne de color aceituna, y mujeres que sólo se
alimentan de pétalos de rosa, tienen las manos incrustadas
de ojos de serpiente, y la quijada fatal de las heroínas
d’Annunzianas.

EXVOTO

A las chicas de Flores
Las chicas de Flores,tienen los ojos dulces, como las
almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan
moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de
mariposa.
Las chicas de Flores, se pasean tomadas de los brazos,
para transmitirse sus estremecimientos, y si alguien las
mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el
sexo se les caiga en la vereda.
Al atardecer, todas ellas cuelgan sus pechos sin madurar
del ramaje de hierro de los balcones, para que sus vestidos
se empurpuren al sentirlas desnudas, y de noche, a
remolque de sus mamas —empavesadas como fragatas—
van a pasearse por la plaza, para que los hombres les
eyaculen palabras al oído, y sus pezones fosforescentes se
enciendan y se apaguen como luciérnagas.
Las chicas de Flores, viven en la angustia de que las
nalgas se les pudran, como manzanas que se han dejado
pasar, y el deseo de los hombres las sofoca tanto, que a
veces quisieran desembarazarse de él como de un corsé,
ya que no tienen el coraje de cortarse el cuerpo a pedacitos
y arrojárselo, a todos los que les pasan la vereda.
Buenos Aires, octubre, 1920.

LAGO MAYOR
“HUMILITAS”

Jardines que se derraman en el lago en una cascada de
terrazas, y donde los pavos reales abren sus blancas
sombrillas de encaje, para taparse el sol o barren, con sus
escobas incrustadas de zafiros y de rubíes, los caminos
ensangrentados de amapolas.

VERONA

¡Guitarras! ¡Mandolinas! ¡Balcones sin escalas y sin
Julietas! Paraguas que sudan y son como la supervivencia
de una flora ya fósil. Capiteles donde unos monos se
entretienen desde hace nueve siglos en hacer el amor.


ESPANTAPÁJAROS
(AL ALCANCE DE TODOS)


1
No se me importa un pito que las mujeres tengan los
senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de
durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a
cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.

2
El mismo embajador de Inglaterra, un inglés reseco en el
protocolo, con un bigote usado, como uno de esos cepillos
de dientes que se utilizan para embetunar los botines, en
vez de aceptar la copa de champagne que le brindaban, se
arrodilló en medio del salón para olfatear las flores de la
alfombra,
y después de aproximarse a un pedestal, levantó
la pata como un perro.

7
Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado
de merengue, cubierto de flores blancas...

Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado,
amor untuoso...

13
A patadas con el cuerpo de bomberos, con las flores
artificiales, con el bicarbonato.
A patadas con los depósitos
de agua, con las mujeres preñadas, con los tubos de
ensayo.

16
¡Qué delicia la de metamorfosearse en abejorro, la de
sorber el polen de las rosas! ¡Qué voluptuosidad la de ser
tierra, la de sentirse penetrado de tubérculos, de raíces, de
una vida latente que nos fecunda... y nos hace cosquillas!


23
Solidario de las carteras, de los ballenatos y de los fraques.
Solidario de los sirvientes y de las ratas que circulan en el
subsuelo, junto con los abortos y las flores marchitas.



PERSUASIÓN DE LOS DÍAS

TESTIMONIAL

por cuantos mingitorios con trato de excelencia
explotan las tinieblas,
ordeñan las cascadas,
la edulcorada caña,
la sangre oleaginosa de los falsos caballos,
sin orejas,
sin cascos,
ni florecido esfínter de amapola,
que los llevan al hambre,
a empeñar la esperanza,

a vender los ovarios,
a cortar a pedazos sus adoradas madres,
a ingerir los infundios que pregonan las lámparas,
los hilos tartamudos,
los babosos escuerzos que tienen la palabra,
y hablan,
hablan,
hablan,

NOCTURNOS

CANSANCIO

cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

POEMAS SUELTOS

NOCTURNO

—¿qué recuerdo se asoma a esa ventana?—
me aproximo a mujeres amapola
—¿por qué, por qué amapola?—

entre zaguanes
de aliento canallesco y voz gastada,
tan cerca, en este instante,
entre la borra
nocturna, aquí también,
¡y tan amarga!
—allá lejos, ¿por qué
siempre amapola?—
ya casi colindando con la aurora.


ENCALLADO EN LAS COSTAS DEL PACÍFICO

Huye con ella en llamas del brazo de su miedo
tómala de las rosas si prefieres llagarte la corteza

pero abandona el eco de ese hipomar hidrófobo
que fofopulpoduende te dilata el abismo con sus viscosos ceros
absorbentes
cuando no te trasmuta en migratorio vuelo circunflexo de
nostalgias sin rumbo.
 

Fotografía: Anastacia
 

Las flores de Edgar Allan Poe


TAMERLÁN (fragmento)
¡Oh corazón ansioso por las flores perdidas
y el soleado esplendor de mis horas estivales!
La voz inextinguible de aquel tiempo ya muerto,
con su repiqueteo interminable,
suena, en el espíritu de un hechizo,
sobre tu vaciedad un toque de difuntos.
(15)


AL AARAAF (fragmento)
PARTE I
¡Oh, nada terrenal excepto el rayo
(devuelto por las flores) de la mirada de la belleza,
como en esos jardines en que el día
surge desde las gemas de Circasia…
Oh, nada terrenal excepto la emoción
de un cantarino arroyo por el bosque…
o (música de quien tiene un corazón apasionado)
la vos de la alegría, con tal paz emitida
que, como el rumor en la caracola,
su eco perdura y ha de perdurar…
oh, nada de esta escoria nuestra,
sino toda la belleza, todas las flores
que nuestro amor aprecia y ornan nuestras glorietas,

embellecen tu mundo tan lejano,
lejano, estrella errante!
[…]
Apresuradamente se arrodilló en un lecho
de flores: de lirios cual los que erguían la cabeza

sobre el hermoso cabo Deucato y brotaban
en derredor, impacientes de pender
sobre los errantes pasos –profundo orgullo-
de aquella que amó a un mortal y por ello murió.
La sefálica, que brotaba con las jóvenes abejas,
alzaba su tallo purpúreo en torno a sus rodillas,
y una flor enjoyada, mal llamada de Trebisonda,
moradora de los más altos astros, donde avergonzó antaño
a toda otra belleza, su meloso rocío
(el néctar fabuloso que conoció el pagano),
hasta el delirio dulce, lo vertió desde el cielo
y cayó en los jardines de los no perdonados
en Trebisonda y en una flor solar

tan semejante a la suya propia allá arriba
que aún sigue, torturando a la abeja, hasta esta hora
con la locura y un insólito ensueño:
En el cielo y en sus alrededores la hoja
y la flor de la planta fantástica, en aflicción
desconsolada permanece,
aflicción que inclina la cabeza
arrepintiéndose de locuras hace tiempo pasadas,
alzando el blanco seno al aire embalsamado
cual belleza culpable, sumisa y más hermosa.
También la nictantes, tan sagrada como la luz,
que teme al perfume, perfumando la noche;
y la clita vacilante entre muchos soles,
mientras ínfimas lágrimas por sus pétalos fluyen;
y aquella ambiciosa flor que brotó de la tierra
y murió casi antes de alzarse al nacimiento

quebrando su oloroso corazón en espíritu
para marchar al cielo, desde el jardín de un rey;
y el loto valisnerio, que escapó
de su lucha con las aguas del Ródano;
¡y tu muy adorable purpúreo perfume, oh Zante!
¡Isola d`Oro! ¡Fior di Levante!

¡Y el botón de nelumbo que para siempre flota
con el Cupido indio por el río sagrado;
bellas flores, ¡fantásticas!, que tienen la tarea
de llevar entre aromas hasta el cielo el canto de la diosa:!

[…]
 
PARTE II
[…]
“Bajo el jacinto o la flámula
o el manojo de flores silvestres

que protege al durmiente
de la luz de la luna,
oh seres brillantes que caviláis,
entornados los ojos,
sobre los astros que vuestro asombro
ha desprendido de los cielos
hasta brillar entre la sombra
y bajar hasta vuestra frente
cual los ojos de la doncella
que ahora mismo os visita,
levantaos de vuestro sueño
en enramadas violetas,…”

(61-77)


A HELENA (fragmento)
En arriesgados mares habituada a vagar,
tu cabello de Jacinto, tu rostro clásico,
tus aires de náyade me han traído en casa
a la gloria que fue Grecia
y a la grandeza que fue Roma.
(103)

ISRAFEL (fragmento)
El cielo es tuyo, sí, pero este mundo
lo es de dulzuras y de amarguras;
nuestras flores son, simplemente flores,
y la sombra de tu perfecta dicha
es la luz del sol de la nuestra.
(107)

LA CIUDAD DEL MAR (fragmento)
En templos, en murallas cual las de Babilonia,
en umbrías glorietas. Hace mucho olvidadas,
con hiedras esculpidas y con flores de piedra;
en muchos, muchos maravillosos santuarios
cuyos frisos ornados entretejen
la viola, la vid y la violeta.

(111)

LA DURMIENTE (fragmento)
La mata de romero cabecea en la tumba;
el lirio sobre la onda se recuesta;

envolviendo su seno con la niebla,
la ruina en su quietud se desmorona;
semejante a Leteo. ¡ved!, el lago
en un sueño consciente parece recogido
y ni por todo el mundo querría despertar.
¡Toda belleza duerme! ¡y mira dónde
yace Irene, con sus destinos!
(115

EL VALLE DE LA INQUIETUD (fragmento)
Sobre las violetas que allí se encuentran
en miles de ejemplares para la visión humana;
sobre los lirios que allí ondean
y lloran sobre una sepultura sin nombre!

Ondean: de sus fragantes corolas
caen gota a gota rocíos eternos.
Lloran: de sus delicados tallos
descienden en gemas lágrimas perennes.
(121)



A ALGUIEN EN EL PARAÍSO (fragmento)
Fuiste para mí todo aquello, amor,
por lo que mi alma suspiraba;
una isla verde en el mar, amor,
una fuente y un altar,
adornado con frutas y con flores fantásticas,
y todas las flores eran mías.

(131)


A F… (Fragmento)
¡Amada! En medio de las muy grandes penas
que se agolpan en torno a mi camino terrenal
(terrible camino, ¡ay!, donde no crece
ni siquiera una rosa solitaria),

mi alma por fin un solaz tuvo
en sueños de ti, y en ellos conoce
un edén de dulce reposo.
(137)

A ZANTE. Soneto
¡Isla hermosa, que de la más hermosa de las flores
tomas el más gentil de los gentiles nombres!

¡Cuántos recuerdo de cuan radiantes horas
despierta de inmediato tu visión!
¡Cuántos escenarios de felicidad perdida!
¡Cuántos pensamientos de esperanzas sepultadas!
¡Cuántas visiones de una doncella que ya
no está, no está en tus verdes laderas!
¡Ya no! ¡ay, ese mágico y triste sonido
que todo lo transforma! ¡Tus encantos ya no me deleitarán,
tu recuerdo tampoco! ¡Por suelo maldito
tendré en adelante tu costa esmaltada de flores!
¡Oh isla Jacinta!¡Oh purpúrea Zante!
“¡Isolda d´Oro! ¡Fior di Levante!”

(187)
A HELENA (fragmento)
Donde viento alguno osaba moverse sino de puntillas;
Cayó sobre los erguidos rostros de estas rosas,
que exhalaron, a cambio de la luz de amor,
sus almas olorosas en una muerte extática;
cayó sobre los erguidos rostros de estas rosas,
que sonrieron y murieron en su parterre, encantadas
por ti y por la poesía de tu presencia.
(245)
PARA ANNIE (fragmento)
Mi espíritu atormentado
reposa aquí blandamente
olvidando, o a lo menos
nunca añorando sus rosas,
sus viejas preocupaciones
por los mirtos y las rosas.

(257)

A… (Fragmento)
A destruir la flor perfecta y luminosa,
sino que todo es silencioso y bello
y doradas arenas proclaman esa hora
que no trae ningún mal.
(293)

Citas tomadas de Edgar Allan Poe, Poesía completa Edición bilingüe. (2005).Traducción de María Condor y Gustavo Falaquera. España: Poesía Hiperión, 370.

Despetalando las flores del mal

Al lector

Ya lo dice el poeta Héctor Escobar: hay que volver a Baudelaire, regar sus flores. Despetalar sus versos en alusión al título es, sin embargo, una lectura poco habitual. En esta oportunidad, querido lector, le invito a centrar su atención en ellas. Embriáguese de estas flores, huellas del spleen y la genialidad. Deténgase y escuche con atención ¡el lenguaje de las flores y de las cosas mudas!



Elevación
¡Aquel cuyos pensamientos, cual alondras,
Hacia los cielos matutinos tienden un libre vuelo!
¡Que se cierna sobre la vida, y alcance sin esfuerzo
El lenguaje de las flores y de las cosas mudas!
 
El de la mala suerte
(El artista ignorado)
Mas de una flor despliega con pesar
Su perfume dulce como un secreto
En las soledades profundas.

El ideal
Le dejo a Gavarni, poeta de clorosis,
Su tropel gorjeante de beldades de hospital,
Porque no puedo hallar entre esas pálidas rosas
Una flor que se parezca a mi rojo ideal.

Una carroña
¡Sí! así estarás, oh reina de las gracias,
Después de los últimos sacramentos,
Cuando vayas, bajo la hierba y las floraciones crasas,
A enmohecerte entre las osamentas.



Un fantasma
(2)
El perfume
¡Encanto profundo, mágico, con que nos embriaga
En el presente el pasado revivido!
Así el amante sobre un cuerpo adorado
Del recuerdo recoge la flor exquisita.

Armonía de la tarde
He aquí que llega el tiempo en que vibrante en su tallo
Cada flor se evapora cual un incensario;
Los sonidos y los perfumes giran en el aire de la tarde,
¡Vals melancólico y lánguido vértigo!

La invitación al viaje
Muebles relucientes,
Pulidos por los años,
Decorarian nuestra alcoba;
Las mas raras flores
Mezclando sus olores
Al vago aroma del ámbar
Los ricos artesonados,
Los espejos profundos,
El esplendor oriental,
Todo alli hablaria
Al alma en secreto
Su dulce lengua natal.

Moesta et Errabunda
Pero, el verde paraíso de los amores infantiles,
 
las carreras, las canciones, los besos, los ramilletes,
Los violines vibrando detrás de las colinas,
Con los jarros de vino, de noche, entre las frondas,
—Pero, el verde paraíso de los amores infantiles



Spleen
(II)
Yo soy un viejo gabinete lleno de rosas marchitas,
Donde yace toda una maraña de modas anticuadas,
Donde los pasteles plañideros y los pálidos Boucher,
Solos, exhalan el olor de un frasco destapado.

El sol
Este padre nutricio, enemigo de las clorosis,
Despierta en los campos los versos como las rosas;
Hace evaporarse las preocupaciones hacia el cielo,
Y colma los cerebros y las colmenas de miel.
Es él quien rejuvenece a los que empuñan muletas
Y los torna alegres y dulces como muchachas jóvenes,
Y ordena a los sembrados crecer y madurar
¡En el corazón inmortal que siempre quiere florecer!

El Cisne
En cualquiera que ha perdido lo que no se encuentra
¡Jamás, jamás! ¡en los que beben lágrimas!
¡Y maman del Dolor cual de una buena loba!
¡En los flacos huérfanos secándose cual flores!



El amor de la mentira
¿Eres el fruto otoñal de sabores soberanos?
¿Eres la urna fúnebre aguardando algunas lágrimas,
Perfume que hace soñar con oasis lejanos,
Almohada acariciante, o canastillo de flores?

(A la criada...)
A la criada de la que con toda el alma estabais celosa
Y que duerme su sueño bajo un humilde césped,
Debiéramos, sin embargo, llevarle algunas flores.

El alma del vino
En ti yo caeré, vegetal ambrosía,
Grano precioso arrojado por el eterno Sembrador,
Para que de nuestro amor nazca la poesía
Que brotará hacia Dios cual una rara flor!"


El vino de los traperos
Retornan, perfumados de un olor de toneles,
Seguidos de compañeros, encanecidos en las batallas,
Cuyos mostachos penden como las viejas banderas.
 
Los pendones, las flores y los arcos triunfales

Un mártir
(Dibujo de un maestro desconocido)

Sobre el velador, como una ranúncula,
Reposa; y, vacía de pensamientos,
Una mirada vaga y pálida como un crepúsculo
Se escapa de sus ojos revulsivos.


La Beatriz
—"Contemplemos complacidos esta caricatura
Y esta sombra de Hamlet imitando su postura,
La mirada indecisa y los cabellos al viento.
¿No inspira gran piedad ver a este buen compañero,
Este vagabundo, este histrión vacante, este bribó
Porque sabe desempeñar artísticamente su rol,
Empeñarse en atraer con la canción de sus dolores
 
Las águilas, los grillos, los arroyos y las flores,
Y hasta a nosotros, autores de estos viejos papeles,
Recitarnos aullando sus tiradas públicas?"



Un viaje a Citerea
Bella isla de los mirtos verdes, plena de flores abiertas,
venerada eternamente por toda nación,
donde los suspiros de los corazones en adoración
envuelven como incienso sobre un rosedal

Donde el arrullo eterno de una torcaz
-Citerea no era sino un lugar de los más áridos,
un desierto rocoso turbado por gritos agrios.
¡Yo, empero, vislumbraba un objeto singular!

No era aquello un templo sobre las umbrías laderas,
Al cual la joven sacerdotisa, enamorada de las flores,
acudía, encendido el cuerpo por secretos ardores,
entreabriendo su túnica las brisas pasajeras;

El reniego de San Pedro
¿Recordabas, acaso, aquellos días tan brillantes, y tan hermosos
en que llegaste para cumplir la eterna promesa,
cuando atravesaste, montado sobre una mansa mula
caminos colmados de flores y de follaje



La muerte de los artistas
Los hay que jamás han conocido su ídolo,
Y estos escultores condenados y señalados por una afrenta,
Que van martillándose el pecho y la frente,

No tienen más que una esperanza ¡extraño y sombrío Capitolio!
Y es que la Muerte cerniéndose como un nuevo sol
¡Hará desplegarse a las flores de su cerebro!

El viaje
¡El Loto perfumado! Es aquí donde se cosechan
Los frutos milagrosos que vuestro corazón apetece;
Acudid a embriagaros con la dulzura extraña
De esta siesta que jamás tiene fin!"

La puesta de sol romántica
¡Yo lo recuerdo!... Lo vi todo, flor, fuente, surco;
Desfallecer bajo su mirada como corazón que palpita...
—¡Acudamos hacia el horizonte, ya es tarde, corramos pronto,
Para alcanzar, al menos, un oblicuo rayo!

Mujeres condenadas
Delfina e Hipólita
—"Hipólita, corazón amado, ¿qué dices de estas cosas?
Comprendes ahora que no hay que ofrendar
El holocausto sagrado de tus primeras rosas
A los soplos violentos que pudieran marchitarlas?


El leteo
En tus enaguas saturadas de tu perfume
sepultar mi cabeza dolorida,
y aspirar, como una flor marchita,
el dulce relente de mi amor difunto.


Para aquella que es muy alegre
Los refulgentes colores
con que salpicas tus vestidos
vuelcan en el espíritu de los poetas
la imagen de una danza de flores.



El surtidor
El haz desparramado
en mil flores,
donde Febo gozoso
pone sus colores,
cae cual una lluvia
de prolongadas lágrimas.


El monstruo
El paraninfo de una ninfa macabra
yo no encuentro monótono
el verdor de tus cuarenta años;
¡Prefiero tus frutos, Otoño,
a las flores banales de la Primavera!
¡No! ¡Jamás eres monótona!

Madrigal triste
¿Qué me importa que seas discreta?
¡Sé bella! ¡Y sé triste! Las lágrimas
agregan un encanto al rostro,
como el río al paisaje;
la tempestad rejuvenece las flores.

Muy lejos de aquí
De arriba abajo, con gran cuidado,
su piel delicada es friccionada
con óleo perfumado y benjuí.
 
 -Las flores desfallecen en un rincón-.
 
Los fragmentos de los poemas son tomados de: Las flores del mal. Charles Baudelaire
Traducción de E. M. S. DANERO
Editorial EFECE. Argentina: 1977

Las flores de Alejandra Pizarnik


Vértigos o contemplación de algo que termina

Esta lila se deshoja,
Desde si misma cae
y oculta su antigua sombra.
He de morir de cosas así.
 
Fragmentos para dominar el silencio II
Las damas de rojo se extraviaron dentro de sus mascaras aunque regresaran para sollozar entre flores.

Escucho tu dulcísimo llanto florecer mi silencio gris.

Yo estaba desnuda y llevaba un sombrero con flores y arrastraba mi cadáver también desnudo y con un sombrero de hojas secas.

Y es siempre el jardín de lilas del otro lado del río.
Si el alma pregunta si queda lejos se le responderá: del otro lado del río, no éste sino aquel.



Caminos del Espejo
IV
Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene. 

XVIII
Flores amarillas constelan un círculo de tierra azul. El agua tiembla llena de viento.
 
Extracción de la piedra de la locura
Pero no hables de los jardines, no hables de la luna no hables de la rosa, no hables del mar. 

El Perfume, flores de un asesino


Las flores en la literatura generalmente, sugieren metáforas, símiles, descripciones etc… su persistencia ya sea por la belleza, aroma o intimidad que exhalan, son constantes en las diferentes manifestaciones del arte.
Extraemos de las obras literarias su esencia (el perfume) como recurso de evocación o de belleza; veamos como se asoman en El Perfume Historia de un asesino, del escritor alemán Patrick Süskind.
  • En aquel momento, sin embargo, a causa del calor y el hedor, que ella no percibía como tales, sino como algo insoportable y enervante –como un campo de lirios o un reducido aposento demasiado lleno de narcisos(9)
  • ¿Acaso no escribió Horacio: “Está en celo el adolescente y exhala la doncella la fragancia de un narciso blanco en flor…”? (17-18)
  • A través de las verjas de entrada olía a piel de carruaje y al polvo de las pelucas de los lacayos y desde el jardín flotaba por encima de los altos muros el perfume de la retama y de las rosas y la alheña recién cortada. También fue aquí donde Grenouille olió por primera vez perfume en el verdadero sentido de la palabra: sencillas aguas de espliego y de rosas con que se llenaban en ocasiones festivas los surtidores de los jardines, pero asimismo perfumes más valiosos y complejos como tintura de almizcle mezclada con esencia de neroli y nardo, junquillo, jazmín o canela, que por la noche emanaba de los carruajes como una pesada estela. (34)
  • Muchas de estas materias primas ya las conocía de los puestos de flores y especias del mercado; otras eran nuevas para él y procedió a separarlas de las mezclas para conservarlas, sin nombre, en la memoria: ámbar, algalia, pachulí, madera de sándalo, bergamota, vetiver, opopónaco, tintura de benjuí, flor de lúpulo, castóreo… (35)
  • Y mientras tanto, en medio de un ruido ensordecedor, estallaban petardos y por el empedrado saltaban los buscapiés y centenares de cohetes se elevaban hacia el cielo, pintando lirios blancos en el firmamento negro. (36)
  • Esta fragancia tenía frescura, pero no la frescura de las limas o las naranjas amargas, no la de la mirra o la menta o los abedules o el alcanfor o las aguas de pino, no la de la lluvia de mayo o el viento helado o el agua del manantial… y era a la vez cálida, pero no como la bergamota, el ciprés o el almizcle, no como el jazmín o el narciso, no como el palo de rosa o el lirio… (37)
  • Su sudor era tan fresco como la brisa marina, el sebo de sus cabellos, tan dulce como el aceite de nuez, su sexo olía como un ramo de nenúfares, su piel como la flor de albaricoque… (39)
  • Se debía dominar la lengua latina y saber cuándo se cosecha el heliotropo y cuándo florece el pelargonio y que la flor del jazmín pierde su aroma a la salida del sol. (50)
  • Los almendros y el albaricoque estaban en flor y en el aire templado flotaba el perfume de los narcisos.(147)
  • Grenouille distinguióla magnolia, el jacinto, el torvisco, y el rododendro… pero en este jardín parecía haber otra cosa, algo definitivamente bueno, una fragancia más exquisita que ninguna de las que había olfateado en su vida… tenía que aproximarse a ella. (150)
  • En abril maceraron retama y azahar; en mayo, un mar de rosas cuya fragancia sumergió a la ciudad durante todo un mes en una niebla invisible, dulce como la crema. (158)
  • A finales de Junio empezó el tiempo de los jazmines; en agosto el de los nardos. El perfume de ambas flores era tan exquisito y a la vez tan frágil, que no solo tenían que cogerse los capullos antes de la salida del sol, sino que requerían una elaboración muy especial y delicada. (159)
  • El año comenzó con el torrente amarillo de las casias, con jacintos, violetas y los narcóticos narcisos.
Todas las citas son tomadas del libro El Perfume, editorial RBA : Barcelona, 1993.

Las flores de Jim Morrison


A Feast Of Friends / The Severed Garden


Wow, I'm sick of doubt
Live in the light of certain
South
Cruel bindings.
The servants have the power
dog-men and their mean women
pulling poor blankets over
our sailors

(And where were you in our lean hour)
Milking your moustache
or grinding a flower?

I'm sick of dour faces
Staring at me from the TV
Tower, I want roses in
my garden bower; dig?
Royal babies, rubies
must now replace aborted
Strangers in the mud
These mutants, blood-meal
for the plant that's plowed.

They are waiting to take us into
the severed garden
Do you know how pale and wanton thrillful
comes death on a strange hour
unannounced, unplanned for
like a scaring over-friendly guest you've
brought to bed
Death makes angels of us all
and gives us wings
where we had shoulders
smooth as raven's
claws

No more money, no more fancy dress
This other kingdom seems by far the best
until it's other jaw reveals incest
and loose obedience to a vegetable law.

I will not go
Prefer a Feast of Friends
To the Giant Family.
Una fiesta de amigos / La Ruptura de Jardín

Wow, estoy harto de dudas
Vivir en la luz de la certeza
Sur
Crueles ataduras
Los esclavos tienen el poder
hombre perros y sus mezquinas mujeres
tirando pobres mantas sobre
nuestros marineros.

¿Y dónde estabas en nuestra recostada hora?
¿Ordeñando tu bigote,
o moliendo una flor?

Estoy harto de estas severas caras
Mirandome desde la torre
de la televisión, Quiero rosas en
mi enrejado jardín, ¿cava?
Bebes reales, rubíes
deben ahora reemplazar a los abortados.
Extranjeros en el fango.
Estos mutantes, comida de sangre
para la planta que es arada.

Están esperando para llevarnos dentro
del cortado jardín.
¿Sabes cómo de pálida y lasciva aterradora
viene la muerte en la desconocida hora?
Sin previo aviso, imprevista
como una aterrador y amigable invitado que has
traído a tu cama.
La muerte hace ángeles de todos nosotros
y nos pone alas
donde teníamos hombros
suaves como garras
de cuervo.

No más dinero, no más disfraces
Este otro reino parece desde lejos el mejor
hasta su otra mandíbula revela incesto
y obediencia perdida a una ley vegetal.

No iré
Prefiero una Fiesta de Amigos
a una Familia Gigante


Traduccion de María.
http://poemasdejimmorrison.blogspot.com/

Las flores de Dylan Thomas II


Título: Aterrizando. Para ver más de Clic

AHORA (fragmento)
Ahora
di que no
para que el astro caiga
para que el globo falle
para que el sol místico se suelte, esposo de la luz,
el sol que salta en vano arriba de los pétalos
el caballero fracasado que cabalga en la flor.

HACE UNA PENA (fragmento)

Hace una pena,
ella a quien yo abrazaba en los pastos y la flor,
golpeada por el agua desde la espina en forma de guadaña.
mar y viento de infierno,
un tallo abigarrado que asaltaba la torre,
doncella rosa y macho,
o, venus en el mástil, que a través de la cuenca del remero
navegaba hacia el sol;

ella, la que es mi pena,
una crisálida abriéndose en el hierro.
arrebatada por mi dedo macho, el plomizo capullo
disparado a través de la hoja,
era quien se doblaba sobre la vara florida
Aarón rosa arrojada al infortunio,
el cuerno y la bola del agua sobre la rana
que moraba en la costa.

Y ella la que reposa,
como el éxodo, un capítulo más allá del jardín.
fulgurante en su anillo la cólera del lirio,
arrastraba en los días
las jarcias de su herencia, las guerras del perdón,
sobre el campo y la arena
los doce triángulos del viento querubín
cincelaban sus pasos.

Título: Entre pétalos. Para ver más de Clic











HALLA LA CARNE SOBRE LOS HUESOS (fragmento)

Halla la carne sobre los huesos que pronto estarán desnudos,
y bebe en los dos riscos de leche,
la más alegre médula y las heces
antes que los pechos de las damas sean harapos
y sus piernas jirones.
No turbes, hijo mío, las mortajas
pero cuando las damas se vuelvan frías como piedras
cuelga de sus andrajos una rosa con cuernos.

Y LA MUERTE NO TENDRÁ DOMINIO (fragmento)

Y la muerte no tendrá dominio.
Ya las gaviotas no gritarán en los oídos
ni romperán las olas sonoras en las playas;
donde alentó una flor, otra flor tal vez nunca
levante su cabeza a los embates de la lluvia;
y aunque ellos estén locos y totalmente muertos
su cabezas martillearán en las margaritas;
irrumpirán al sol hasta que el sol sucumba,
y la muerte no tendrá dominio.

Título: Marta. Para ver más de Clic

EN DIRECCIÓN AL ALTAR BAJO LA LUZ DEL BUHO (fragmento)
VII

Grabad ahora el Padrenuestro sobre un grano de arroz
una Biblia con hojas de todas las maderas escritas
ceñidas a este árbol; un alfabeto que se mece,
Génesis en la raíz, la palabra espantapájaros,
y en el libro de árboles, el idioma de una sola luz.
Malditos sean los negadores cuyas palabras cambian con el viento
El tiempo es la tonada Oh Señoras con las tetas de música
peces espadas fijos en la desnuda esponja,
que a Adán, de voz sonora absorbe de la magia
tiempo, leche y magia, desde que el mundo comenzara.
El tiempo es la tonada con que las damas nos prestan su dolor,
desde raídos pabellones y la casa del pan
el tiempo sigue al ruido de la forma sobre el hombre y la nube
y deja su huella tintineante en la rosa y el hielo.

Título: Corona. Para ver más de Clic











HAGO ESTO EN UNA AUSENCIA TUMULTUOSA (fragmento)

Estos ojos que una vez fueron ciegos han respirado un viento de visiones,
la raíz del caldrón en esta mano, otrora sin anillos
se esfumó como un árbol y se agitó como pájaro en llamas;
con dientes rotos y sonoros y cola y tambor de telaraña
las jaurías ajadas se alejaron de este fantasma en flor
y, tibio como el perdón desde una nube de orgullo,
el mundo, terrible hermano mío, le desnuda la piel.

Las flores de Dylan Thomas I


La fuerza que por el verde tallo impulsa a la flor (Fragmento)
La fuerza que por el verde tallo impulsa a la flor
impulsa mis verdes años; la que marchita la raíz del árbol
es la que me destruye.
Y yo estoy mudo para decirle a la encorvada rosa
que la misma fiebre invernal dobla mi juventud.

Al Principio (fragmento)
...Al principio era el fuego ascendente
que encendía con una chispa las atmósferas,
chispa de ojos rojizos, chispa de triplicados ojos,
brusca como una flor;
se irguió la vida a chorros de los mares rodantes,
estalló en las raíces, arrancó de la tierra y la roca
los aceites secretos que impulsan la hierba.


Todo, todo y todo, los mundos áridos levantan (fragmento)I
Todo, todo y todo los mundos áridos levantan,
la época del hielo, el océano sólido,
surgen desde el petróleo y las masas de lava.
Ciudad de primavera, la gobernada flor,
gira sobre la tierra que hace girar los pueblos de ceniza
en torno a una rueda de fuego.

...Florece, florece la fusión de los seres.
Oh luz en el cénit, el acoplado brote
y la llama en la visión de la carne.
Fuera del mar, el oleaje de aceite,
la órbita y la tumba, y la sangre de bronce
florece, florece, todo, todo y todo.

Yo, en mi imagen intrincada (fragmento)

Yo con el insecto de madera en el árbol de ortigas,
en la cama de vidrio de las uvas con la flor y el caracol
oigo el caer de la intemperie.

II
Trepan a la cima del campo,
doce vientos se encuentran junto a la blanca multitud que pace,
encierran las erguidas praderas en el corral de la colina;
ven tropezar a la ardilla,
el caracol, como una liebre marcha aturdido en torno de la flor,
un alboroto de árboles y climas en la espiral de viento.

Imagen de Johannes Plenio en Pixabay 

Las flores de Baudelaire II / Poemas en prosa


La estancia doble (Fragmento)
Tienen los muebles formas alargadas, postradas, languidecentes. Tienen los muebles aire de soñar; creeríaselos dotados de vida sonambulesca, como vegetales y minerales. Hablan las telas una lengua muda, como las flores, como los cielos, como las puestas de Sol.


El loco y la Venus (Fragmento)
Diríase que una luz siempre en aumento da a las cosas un centelleo cada vez mayor; que las flores excitadas arden en deseos de rivalizar con el azul del cielo por la energía de sus colores, y que el calor, haciendo visibles los perfumes, los levanta hacia el astro como humaredas.

La invitación al viaje (Fragmento)
¡Busquen, sigan buscando, alejen sin cesar los límites de su felicidad esos alquimistas de la horticultura! ¡Propongan premios de sesenta y de cien mil florines para quien resolviere sus ambiciosos problemas! ¡Yo ya encontró mi tulipán negro y mi dalia azul!
Flor incomparable, tulipán hallado de nuevo, alegórica dalia, allí, a aquel hermoso país tan tranquilo, tan soñador, es adonde habría que irse a vivir y a florecer, ¿no es verdad? ¿No te encontrarías allí con tu analogía por marco y no podrías mirarte, para hablar, como los místicos, en tu propia correspondencia?

Los Proyectos (Fragmento)

Y mientras analizaba con los ojos los detalles del grabado, proseguía naturalmente. «A la orilla del mar, una hermosa cabaña de madera, envuelta por todos estos árboles raros y relucientes, cuyos nombres olvidé...; en la atmósfera, un aroma embriagador, indefinible...; en la cabaña, un poderoso perfume de rosas y de almizcle...; más lejos, detrás de nuestro breve dominio, puntas de mástiles mecidos por la marea...; en derredor, más allá de la estancia, iluminada por una luz rosa, tamizada por las cortinillas, decorada con esterillas frescas y flores mareantes y con raros asientos de un rococó portugués, de madera pesada y tenebrosa -en donde ella descansaría, tan quieta, tan bien abanicada, fumando tabaco levemente opiáceo-; más allá de la varenga, el bullicio de los pájaros, ebrios de luz, y el parloteo de las negritas... Y por la noche, para hacer compañía a mis sueños, el cantar quejumbroso de los árboles de música, de los filaos melancólicos. Sí; ahí tengo, en verdad, el fondo que buscaba. ¿Para qué quiero un palacio?»

La hermosa Dorotea (Fragmento)
¿Por qué dejó la estrecha cabaña, tan coquetamente dispuesta con flores y esterillas, que a tan poca costa le forman tocador perfecto; donde halla tanto placer en estarse peinando, en fumar, en que le den aire o en mirarse en el espejo de sus anchos abanicos de plumas, mientras el mar, que azota la playa a cien pasos de allí, da a sus divagaciones indecisas un poderoso y monótono acompañamiento, y la marmita de hierro, en que está puesto a cocer un guisado de cangrejos con arroz y azafrán, le envía, desde el fondo del patio, sus perfumes excitantes?