Tras la evolución de la palma de cera


La palma de cera del Quindío (Ceroxylon quindiuense), emblema nacional de Colombia, es la más reconocida de este género de palmas que tiene una diversidad amplia. Un proyecto del Instituto de Ciencias Naturales de la UN nos recuerda que los postulados darwinianos están más vivos que nunca. El estudio de la evolución también permite tener herramientas para la conservación de especies en peligro de extinción, en este caso para las Ceroxylon de la región Andina sudamericana.

La diversidad de las palmas de cera es mucho más alta de lo que se conoce. En Colombia la más popular, por ser el Árbol Nacional, es Ceroxylon quindiunese, que se halla en las tres cordilleras, siendo su sitio más conocido el Valle del Cocora (Quindío). En América Latina el género, con doce especies, se encuentra en ecosistemas montanos desde el sur de Bolivia hasta los Andes de Venezuela.

Si bien, hacia 1929 se hizo la primera revisión científica del género –en ese entonces se identificaron 19 especies– solo hasta ahora se cuenta con un estudio pormenorizado que hace una descripción morfológica, una aclaración de la nomenclatura de cada una de las especies y una hipótesis evolutiva sobre el grupo.

En peligro

“El ganado se come las plántulas y las semillas. Esto no le permite a la especie regenerarse completamente. Por eso, lo que la gente ve en sitios como el Valle del Cocora son árboles del pasado, debido a que son ejemplares de hasta 300 años de edad. Es escaso encontrar plantas jóvenes”.

Otro caso que amerita la atención de las autoridades ambientales es el de un tipo de palma de cera de la que solo sobreviven unos 100 individuos adultos en los municipios de San Francisco y Sasaima (Cundinamarca). Según la estudiante de doctorado María José Sanín , de esta planta no se conoce bien su origen, cuál era su distribución original y cómo era su condición silvestre, pues hoy solo se encuentra cultivada en fincas y entre cultivos de café.

Quizás el aspecto que más emociona a María José es el que tiene que ver con las relaciones de parentesco entre las especies del género Ceroxylon en toda la región andina y su comprensión desde el punto de vista biogeográfico en los Andes. “Darwin nos dejó una teoría a partir de las cual, con la ayuda de técnicas modernas, podemos generar esta clase de proyectos, como el que desarrollé en mi tesis de maestría, en la que utilice la sistémica filogenética para entender esas relaciones entre las especies”.

Desde la perspectiva filogenética, con base en caracteres morfológicos, el proyecto de Sanín generó la hipótesis de que el género Ceroxylon, de la región andina, tiene como origen el sur de los Andes centrales, en Bolivia. Desde allí comenzó su dispersión hacia el norte de los Andes, con repetidos eventos de especiación.

“El origen del género Ceroxylon lo ubicamos en el sur porque su género hermano está distribuido solo en las Islas de Juan Fernández (Chile), a 30 grados de latitud sur y eso nos da un indicador de origen. Es posible que la palma de cera estuvo limitada en su extensión por la glaciaciones del pleistoceno, favoreciendo expansiones de rango de distribución de las especies que crecen más alto y contracciones de rango de distribución en las de zonas más bajas, como por algunas barreras geográficas como las depresiones de Huancabamba, Táchira y de Cesar-Magdalena”, explicó la bióloga.


CARLOS ANDREY PATIÑO, UNIMEDIOS. vea el articulo completo aqui
Fotografia cortesía de Gloria Galeano Garcés para el periodico UN.

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