Las flores de Oliverio Girondo


¡Qué delicia la de metamorfosearse en abejorro,
la de sorber el polen de las rosas!
VEINTE POEMAS PARA SER LEÍDOS EN EL TRANVÍA
RIO DE JANEIRO

¡Siete veces al día, se riegan las calles con agua dejazmín!
Hay viejos árboles pederastas, florecidos en rosas té;
y
viejos árboles que se tragan los chicos que juegan al arco
en los paseos. Frutas que al caer hacen un huraco enorme
en la vereda; negros que tienen cutis de tabaco, las palmas
de las manos hechas de coral, y sonrisas desfachatadas de
sandía.

MILONGA

Junto con el vigilante, entra la aurora vestida de violeta.

VENECIA

Bogan en la Laguna, “dandys” que usan un lacrimatorio
en el bolsillo con todas las iridiscencias del canal, mujeres
que han traído sus labios de Viena y de Berlín para saborear
una carne de color aceituna, y mujeres que sólo se
alimentan de pétalos de rosa, tienen las manos incrustadas
de ojos de serpiente, y la quijada fatal de las heroínas
d’Annunzianas.

EXVOTO

A las chicas de Flores
Las chicas de Flores,tienen los ojos dulces, como las
almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan
moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de
mariposa.
Las chicas de Flores, se pasean tomadas de los brazos,
para transmitirse sus estremecimientos, y si alguien las
mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el
sexo se les caiga en la vereda.
Al atardecer, todas ellas cuelgan sus pechos sin madurar
del ramaje de hierro de los balcones, para que sus vestidos
se empurpuren al sentirlas desnudas, y de noche, a
remolque de sus mamas —empavesadas como fragatas—
van a pasearse por la plaza, para que los hombres les
eyaculen palabras al oído, y sus pezones fosforescentes se
enciendan y se apaguen como luciérnagas.
Las chicas de Flores, viven en la angustia de que las
nalgas se les pudran, como manzanas que se han dejado
pasar, y el deseo de los hombres las sofoca tanto, que a
veces quisieran desembarazarse de él como de un corsé,
ya que no tienen el coraje de cortarse el cuerpo a pedacitos
y arrojárselo, a todos los que les pasan la vereda.
Buenos Aires, octubre, 1920.

LAGO MAYOR
“HUMILITAS”

Jardines que se derraman en el lago en una cascada de
terrazas, y donde los pavos reales abren sus blancas
sombrillas de encaje, para taparse el sol o barren, con sus
escobas incrustadas de zafiros y de rubíes, los caminos
ensangrentados de amapolas.

VERONA

¡Guitarras! ¡Mandolinas! ¡Balcones sin escalas y sin
Julietas! Paraguas que sudan y son como la supervivencia
de una flora ya fósil. Capiteles donde unos monos se
entretienen desde hace nueve siglos en hacer el amor.


ESPANTAPÁJAROS
(AL ALCANCE DE TODOS)


1
No se me importa un pito que las mujeres tengan los
senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de
durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a
cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.

2
El mismo embajador de Inglaterra, un inglés reseco en el
protocolo, con un bigote usado, como uno de esos cepillos
de dientes que se utilizan para embetunar los botines, en
vez de aceptar la copa de champagne que le brindaban, se
arrodilló en medio del salón para olfatear las flores de la
alfombra,
y después de aproximarse a un pedestal, levantó
la pata como un perro.

7
Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado
de merengue, cubierto de flores blancas...

Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado,
amor untuoso...

13
A patadas con el cuerpo de bomberos, con las flores
artificiales, con el bicarbonato.
A patadas con los depósitos
de agua, con las mujeres preñadas, con los tubos de
ensayo.

16
¡Qué delicia la de metamorfosearse en abejorro, la de
sorber el polen de las rosas! ¡Qué voluptuosidad la de ser
tierra, la de sentirse penetrado de tubérculos, de raíces, de
una vida latente que nos fecunda... y nos hace cosquillas!


23
Solidario de las carteras, de los ballenatos y de los fraques.
Solidario de los sirvientes y de las ratas que circulan en el
subsuelo, junto con los abortos y las flores marchitas.



PERSUASIÓN DE LOS DÍAS

TESTIMONIAL

por cuantos mingitorios con trato de excelencia
explotan las tinieblas,
ordeñan las cascadas,
la edulcorada caña,
la sangre oleaginosa de los falsos caballos,
sin orejas,
sin cascos,
ni florecido esfínter de amapola,
que los llevan al hambre,
a empeñar la esperanza,

a vender los ovarios,
a cortar a pedazos sus adoradas madres,
a ingerir los infundios que pregonan las lámparas,
los hilos tartamudos,
los babosos escuerzos que tienen la palabra,
y hablan,
hablan,
hablan,

NOCTURNOS

CANSANCIO

cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

POEMAS SUELTOS

NOCTURNO

—¿qué recuerdo se asoma a esa ventana?—
me aproximo a mujeres amapola
—¿por qué, por qué amapola?—

entre zaguanes
de aliento canallesco y voz gastada,
tan cerca, en este instante,
entre la borra
nocturna, aquí también,
¡y tan amarga!
—allá lejos, ¿por qué
siempre amapola?—
ya casi colindando con la aurora.


ENCALLADO EN LAS COSTAS DEL PACÍFICO

Huye con ella en llamas del brazo de su miedo
tómala de las rosas si prefieres llagarte la corteza

pero abandona el eco de ese hipomar hidrófobo
que fofopulpoduende te dilata el abismo con sus viscosos ceros
absorbentes
cuando no te trasmuta en migratorio vuelo circunflexo de
nostalgias sin rumbo.
 

Fotografía: Anastacia
 

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