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Flores de Opio en las Nubes (III)

Urapanes por marcotruiz
Alabimbobao
el último partido de fútbol entre los claveles rojos y el viento frío de la tarde arbitrado por ese olor a yo no sé trip trip trip (94)
Los días olían a diesel con durazno
Sus cuerpos se llenaban de hojas secas y del olor de los urapanes. (95)
El día que Marciana se volvió definitivamente loca de remate fue en el gran derby, sábado en la tarde, nubes blancas, cielo azul, mujeres oliendo a Heineken, a perfume de rosas, a tabaco negro. (98)
Las mujeres olían a rosas y sus palabras se iban con el viento, con el humo azul de los cigarrillos. (99)
Sintió que el aire olía a Brandy, que Dios había regado brandy con begonias sobre las nubes, sobre los árboles, sobre su cuerpo lleno de pecas.(99)
Aparecía todos los viernes con un ramo de flores y chocolates. Todo parecía indicar que a todos los locos de ese sanatorio les gustaba el chocolate. (105)
Este último la estrujó entre sus brazos, cerca de su sudor, cerca del jardín escandaloso que llevaba estampado en la camisa de algodón. (105)
Entonces fijó su mirada en la camisa de flores tropicales de Alain y hacia allí llevó el filo del cuchillo. Pacientemente cortó una flor de la camisa de Alain. Una victoria regia para ser exactos. Y se largó feliz con su flor. (106)
-Oye preciosa, toma esta victoria regia para que la observes toda la noche mientras te deprimes viendo una lluvia de idiotas-.(106)
Whisky
Whisky es pasar los días con un poco de flores diminutas que se marchitan en la mitad del jardín sangriento que llevamos sembrado en la mitad de los huesos, be happy no worry, qué cosa tan jodida trip trip trip, vamos o no vamos. (116)
Ruta 34A Meissen
y nos pusimos con Amarilla a contar los urapanes, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete (122)
Amarilla me dijo que los árboles le recordaban la niñez. Que cuando era niña siempre contaba todos los árboles y que los que tenían aves en sus ramas contaban por dos y me dijo muñeco vamos a contar urapanes, claro muñeca contemos, uno, dos, tres, cuatro, cinco urapanes. (122)
A las seis de la mañana estábamos por la 80 y ya no había urapanes.(125)
Miré de nuevo hacia la ciudad. Me acordé de mamá. Debía estar llorando metida en la mitad de una manta blanca cerca de las flores. Debía estar regando las plantas del antejardín antes de que llegara la enorme nube de ceniza. (134)
Jirafas con Leche
Había también algunas fotos de las fiestas famosas que hacía Alain. En una se veía a Marciana totalmente ebria alzándose una falda rosada estampada con florecitas amarillas de yo no fui.(135)
Me vestí y fui al hospital. Llevé unas flores. Entré a la habitación 208. Régine estaba pálida. (137)
Me dijo que había soñado con una avenida llena de flores de nitrógeno que quedaba en una ciudad de edificios blancos y cielo azul.(138)

Fragmentos tomados de:
Chaparro M., R. (1992). Opio en las Nubes. Bogotá: Fondo Nacional de Cultura. 141 p.
Licencia de Creative Commons

Flores de Opio en las Nubes (II)

 Fotografía: Marciana de Sebastián Rubiano

Helga la ardiente bestia de las nieves

tenía todo el cuerpo lleno de roticos de nalguitas de olorcitos del olorcito ese que producen las chicas a las tres de la tarde un olor entre el atún y las begonias un olor a yogurt de fresa y pan francés (58)
más tarde se filtraba el olor de los perros y de las hojas secas de los parques era un olor que entraba por las ventanas y llegaba al fondo de los pulmones había algo en ese olor que me decía que allí había vida (61-62)
Opio en las nubes
Después te fuiste de mesa en mesa y te pusiste a repartir besos y claveles rojos a todos esos hombres que tenían mirada de pepino cansado… (65).
Una vez que se le ha hablado al urapán, hay que escuchar sus silencios, sus susurros, pues él te dice muchas cosas, él siempre está ahí, es testigo de todos los amaneceres, eso es lo más importante de todo es que se puede dormir bajos sus ramas y sueñas cosas que nunca sueñas en otra parte. (68)
Eran árboles que tenían nombres, árboles que se llamaban un poco como los leones, un poco como las mujeres, un poco como los silencios, un poco como la lluvia, árboles que se llamaban Marruecos, Lenguadentro, Brooklyn, Corazón de Perro, Castillo Amarillo, árboles que sabían a ojos claros, a lluvia con hojas secas y entonces después me dijiste que ya tenías sueño y nos quedamos dormidos al borde de la carretera.(68)
-Oye Max, si alguna vez viene Harlem por acá dile que siempre hay un urapán y un sueño con lluvia para ella-. (69).
La sucia mañana del lunes
La noche huele a pólvora, a dinamita con flores y alcohol. (70)
Café negro para las palomas
Alain, se paseaba con su camisa de flores tropicales y su vaso de vodka esparciendo su sonrisa podrida a todo el mundo (79)
Marciana a las pocas semanas fue recluida en un sanatorio y únicamente Alain iba a hacerle visita. Le llevaba flores y chocolates y también labiales rojos... (82)
DC-3 Espinacas de Mayo
...eso días pasaban como una estela de flores sobre el viento de los tiempos, esas mañanas donde los ladridos de los perros navegaban a través del murmullo de mi sangre.(87)
y dijiste que te abrazara, que te metiera los dientes en la mitad de la boca, tranquila muñeca, flap flap, hacía calor, había flores amarillas bajo la noche flap lluvia flap lluvia flap, tranquila muñeca. (89)
DC-3 con espinacas era hacer el amor en la pista abaleados por el ruido de los aviones, por ese olor a gasolina y felicidad que poseen todos los aviones, por ese perfume incierto a estrellas, a aire, a perfume plateado, a rosas rojas en la mitad de una turbina en una noche de lluvia. (89)

Fragmentos tomados de:
Chaparro M., R. (1992). Opio en las Nubes. Bogotá: Fondo Nacional de Cultura. 141 p.

Licencia de Creative Commons

Flores de Opio en las Nubes (I)

 


Pink Tomate

Me gusta el olor del Vodka con las flores (6)

El presente es ya, es un techo, una calle, una lata de cerveza vacía, es la lluvia que cae en la noche, es un avión que pasa y hace vibrar las flores que Amarilla ha puesto en el florero […] soy cosa seria, mierda, el presente es un poco de whisky con flores(7)

Entramos a un bar y Amarilla pide una botella de vodka y le regala una camisa de flores al hombre del bar (16)
Amarilla y Sven van a comprar flores para Job (9)

Subimos a la azotea. La noche. La lluvia. El calor. Amarilla esparce las flores sobre la noche oscura. Las flores caen y se infiltran en el olor de la oscuridad. Lentamente. Flores blancas sobre la espuma de la noche. La noche. Las flores caen en la calle. Una. Dos. Tres. Cien flores en la calle, en la humedad del reflejo de las nubes en la lluvia. Flores. Flores en el centro del resplandor apagado del día. Flores en el centro de las babas de Amarilla. […] La ciudad entera está muerta trip trip trip. Flores. Flores. Lluvia. (11)

Una ambulancia con whiskey

Creo que en la ambulancia me enamoré de la enfermera. Era una enfermera, como la de las películas, un poco con los ojos claros, con las manos finas y poseía ese olor a sangre con perfume de rosas, ese perfume yo no sé, que me mareaba, que me enloquecía, ese perfume que sabía a doce de la noche, a mírame preciosa antes de que me muera. (13)

…pensé que le regalaba unas flores con vodka en una mañana de sol… (14)

…le pregunté esta vez por Amarilla, que si había visto a Amarilla, que olía a rosas. (16)

Los ojos de Gary Gilmour

Max lloró durante una semana y en esos días se olvidó de ir hasta el urapán a echarle sopa a las palomas. (29)

El aliento de Marilyn

Me habló y su aliento pareció que olía a como debía oler el aliento de Marilyn Monroe: a rosas rojas en medio de la turbina de un DC-3 plateado en una noche de lluvia. (33)

-A qué te huelen tus sábados? Los míos huelen a brandy y rosas podridas -  me dijo Amarilla mientras encendía un cigarrillo. No supe qué inventarle. Para salir del apuro le respondí que no me gustaban las rosas y que mis sábados olían a lata vacía de cerveza. (33)

Me acorde de su aliento a Marilyn Monroe. Mi cuerpo estaba impregnado de ese olor a rosas rojas y violentas en medio de la turbina de un DC-3 en una noche de lluvia (34)

Ángel de mi guarda

El reloj daba las diez de la noche y el parque de diversiones olía a camisas de flores, a humo azul, a llévame a la playa y chúpame las tetas. (47)

Fragmentos tomados de:
Chaparro M., R. (1992). Opio en las Nubes. Bogotá: Fondo Nacional de Cultura. 141 p.

Fotografia de Max Gallinazo. Tomada de http://www.ambulanciaconwhisky.blogspot.com/